domingo, 24 de junio de 2012

El Cordón del Plata fue el marco adecuado para ¡terminar mi mini Babette!


Aquí fui inspirada para el ataque final: ¡ensamblar la manta multicolor!. Es el altar de la Capilla de San José en Valle del Sol, Potrerillos, Mendoza. No creo que haya en el mundo otro altar con una vista tan espectacular (el Cordón del Plata en la Cordillera de Los Andes) que nos presenta la inmensidad y la belleza con la que hemos sido bendecidos.

Esto tan bello es para que mi manta pase a segundo lugar. Pobrecita salió pequeñita, descentrada y ¡hasta me sobraron dos cuadritos de 6! No sé cómo ocurrió esto porque todos los bloques estaban bien, deben haber sido los duendes!!!

Dos de esos duendes saben que la mantita es ¡mágica! y no duermen la siesta con la abuela si no se envuelven en ella. ¡Los colores los atrapan!
Este es el duende más pequeñito.

Y este ¡el más picarón! y, como diríamos en los cuentos:
 "Colorín colorado, esta Babette se ha terminado."       


domingo, 10 de junio de 2012

Viajando hacia Bariloche terminé ¡los últimos bloques de mi Babette!

Después de recorrer más de mil kilómetros llegamos al Lago Nahuel Huapi  ("lago del jaguar" en mapuche). Aquí vemos el lago y en su otra orilla la ciudad de Bariloche y las hermosas montañas nevadas.
Durante esos más de mil kilómetros intercalé el tejido con la toma de fotografías.
Aquí, ya en la ciudad de Bariloche el 25 de Mayo fiesta patria en Argentina. Muucho frío que ter tratábamos de aminorar con un rico chocolate.
Éste servido por el ejército a todos.
Éste en la chocolatería.
Entre el frío , el paisaje , la fiesta y los chocolates ¡me olvidé de mis cuadritos! Aquí están :


Como los de Babette, algo irregulares pero ¡abrigaditos! Lo importante es que a pesar de los duendes que constantemente acecharon la elaboración de los bloques ¡ya los terminé!
En este viaje ¡me apareció un nuevo duende!

También intentó usar los cuadritos para sus muñecos.

Como corolario de este viaje con WI FI lleno de los colores de mi Bebette, el cielo de Neuquén nos regaló la magia del arco iris.



Si mis duendes me dejan es muy probable que pueda unir los bloques y armarles una cálida mantita para sus siestas. Hasta la próxima.